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Inversores venezolanos quieren entrar en Cahispa y reforzarla

26 de abril de 2010

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Tras más de dos años intervenida por parte de la Dirección General de Seguros (DGS), Cahispa sigue sin despejar su futuro. La aseguradora catalana, controlada por la familia Guilló, cerró las cuentas de 2008 con unos fondos propios negativos de 96 millones de euros y unas pérdidas de 87 millones.

Desde hace meses, un grupo de inversores negocia la compra de la compañía, aunque en el curso del proceso ha salido a la luz un volumen de inversión inmobiliaria que asciende a 190 millones de euros a valor contable, con un valor de tasación de 270 millones de euros, según han explicado fuentes cercanas a Cahispa.

La parte más importante de la inversión, y que complica el proceso de venta de Cahispa, está concentrada en Canarias y en Tailandia. Cahispa inició una importante promoción inmobiliaria en Canarias, con el proyecto de un hotel, promociones de viviendas y un centro comercial. Actualmente, la promoción está a medio terminar y el centro comercial vacío, de manera que no genera ingresos.

En Tailandia, Cahispa puso en marcha un proyecto en la zona turística de Phuket. Constaba de un hotel, apartamentos y villas turísticas. El hotel está en funcionamiento, aunque el tsunami que afectó el país generó muchas dificultades a la gestión. En cuanto a los apartamentos, la mitad están vendidos, mientras que la otra mitad están pendientes de cobrar. El terreno que debería alojar las villas está todavía por urbanizar.

Las inversiones inmobiliarias se financiaron con fondos propios y deuda bancaria, avalada en parte por Inmocahispa, la sociedad inmobiliaria de la aseguradora.

El grupo de inversores que están estudiando las cuentas de Cahispa está formado por ex directivos de la aseguradora Winterthur liderados por Fernando Möller; presidente de Asesoría I+D+I; la familia Vallvé-Hortalà Joan Hortalà es presidente de la Bolsa de Barcelona y un grupo de inversores venezolanos afincados en Miami que tienen interés en entrar en Europa. Se trata de un grupo de inversores financieros que vendieron sus negocios en Venezuela por la presión del régimen de Hugo Chávez.

Inyección de capital
La fórmula que estudia el pool de inversores para quedarse con Cahispa pasa por inyectar 22 millones de euros en la compañía. De esta cantidad, entre 10 millones y 12 millones serían necesarios para que el negocio asegurador de la compañía pueda seguir funcionando. El resto de la inversión se destinaría a una sofisticada operación de reestructuración de la deuda y de la división inmobiliaria.

Los inversores ven difícil que Cahispa pueda desprenderse de sus inmuebles, debido a la crisis del sector. Por este motivo, el proyecto contempla traspasar todos los activos inmobiliarios de la aseguradora a una sociedad, que alquile estos activos a Cahispa y a otras compañías.

Posteriormente, se titulizarían los alquileres en el mercado. Paralelamente, la deuda de Inmocahispa se reestructurará para convertirla en preferente respecto a los socios minoritarios del proyecto de Tailandia.

De salir adelante el proceso, la familia Guilló mantendría un 10% de Cahispa, con una opción de recompra por parte del resto de socios. El accionariado que queda se repartiría entre el equipo gestor y los inversores. Dentro de este último grupo, la sociedad venezolana coparía el 70% de la inversión, con una aportación cercana a los 15 millones.

Cahispa tiene un volumen de primas de 70 millones millones de euros y 170.000 clientes. La aseguradora Caser, vinculada a las cajas de ahorros, estudió el año pasado la compra de la firma, pero al final descartó la operación.

La DGS no ha enviado al grupo al Comité de Liquidación de Entidades Aseguradoras debido a que los activos de Cahispa, aunque ilíquidos al tratarse de inmuebles, son superiores a los pasivos.

Fuente: Expansión